El término “Advocaciones” se refiere a las diferentes formas usadas para referirse a la Santísima Virgen María. Existen estas variaciones ya que, dependiendo del lugar geográfico, la Madre de Jesús ha recibido diferentes nombres al ser adoptada por los católicos a lo largo de Latinoamérica y el mundo.
El indio Juan Diego recientemente convertido a la fe católica se topó en el camino, junto al pequeño cerro de Tepeyac, con una hermosa señora que afirmaba ser la “Madre de Dios” y le pidió solicitar al obispo construir un templo en ese lugar. Cuando Juan Diego le hizo la petición al obispo éste no le creyó y le sugirió pedirle a la señora alguna muestra que confirmara su identidad, a los pocos días ella le dejó en el cerro un grupo de rosas de Castilla para el obispo, Juan Diego las recogió en su tilma y al entregarlas al obispo observaron asombrados en ella la imagen de la Virgen que en la actualidad se venera en Guadalupe.
En el siglo XVI Antonio de Santana le encargó al pintor español Alonso de Narváez la realización de una pintura de la Virgen del Rosario para ubicarla en la capilla de su pueblo Suta, para ello el señor Alonso utilizó una tela de algodón tejida por los indígenas y empleó pigmentos naturales; debido al tamaño de la tela ubicó también a Antonio de Padua y a San Andrés Apóstol en los lados. En 1562 el cuadro fue colocado en la capilla pero debido a la filtración de la lluvia la imagen se deterioró y fue retirada. Al fallecer el señor Antonio, su esposa se trasladó a Chiquinquirá y encontró el lienzo entre los objetos de su esposo, lo limpió y lo colocó en un altar.
En 1586 la señora María Ramos pudo observar fascinada cómo la pintura se iluminó con fuertes resplandores y los colores que antes estaban desteñidos ahora lucían vivos y nítidos.
A petición de un hacendado fueron enviadas dos imágenes de la Virgen a Sumampa en Mayo de 1630, la caravana se detuvo a orillas del río Luján para pasar la noche y la mañana siguiente, al intentar reanudar el viaje, fue imposible mover la carreta, esto sólo se logró bajando una de las imágenes; ante dicho acontecimiento, buscaron la casa más cercana para dejarla, allí la recibieron con felicidad. El hecho se dio a conocer poco a poco y las personas empezaron a visitar el lugar. Actualmente cerca de él se encuentra la Basílica de Luján.
En Octubre de 1716 los pescadores de Guarantinquetá quisieron agasajar a su Gobernador San Pablo, para ello lanzaron sus redes al río Parahiba, uno de ellos la lanzó en un lugar conocido como Itaguassú y al sacarla encontró la Virgen Inmaculada sin la cabeza, volvió a lanzar la red y logró atrapar la cabeza de la imagen, siguieron pescando y tuvieron una abundante jornada. Agradecidos con la Virgen le organizaron un altar y un oratorio, dicho templo se empezó a construir en 1743 y se inauguró en 1745.
La famosa advocación de la Virgen de Fátima se originó en una pequeña aldea en la región portuguesa de Fátima, en esa zona la Virgen se le apareció a tres jóvenes a quienes les hizo tres profecías y les pidió rezar el rosario a diario pidiendo por la paz mundial y el fin de la guerra. A partir de ese momento miles de personas han sido testigos de asombrosos hechos. Por esa razón estos dos países suramericanos escogieron a la Virgen de Fátima como su patrona.
En la zona boliviana del Lago Titicaca se encuentra la península de Copacabana, la cual apunta en dirección a las islas del Sol y de la Luna, lugares sagrados para las Incas. Francisco Tito Yupanqui, habitante de la región, deseaba fundar una cofradía y por ese motivo labró una imagen de la Virgen, la cual fue rechazada por la comunidad y puesta en venta. La imagen viajó a La Paz y llegó a manos del cura de Copacabana, quien la trasladó al pueblo donde es venerada en la actualidad.
Durante la época de la fundación de Lima llegaron a la cuidad algunos Padres Mercedarios quienes en 1535 edificaron la primera parroquia en Lima, ellos se encargaron de evangelizar gran parte de la población y promovieron el desarrollo de la cuidad a través de la construcción de hermosos templos. Junto a los Padres llegó su santa patrona, la Virgen de la Merced, quien a través de una visión les comunicó a San Pedro Nolasco y Jaime I su petición de crear una fundación de orden religiosa que lograra rescatar, de forma pacífica, a los prisioneros cristianos del poder de los musulmanes, esa Orden de la Merced fue aprobada en 1235 y alcanzó satisfactoriamente su objetivo.
Hacia finales del siglo XVI un indio se ocultaba de sus enemigos tras un tronco, como era hábil en la escultura de prometió a la Virgen que si lo protegía él tallaba su imagen en aquel mismo tronco, estando a salvo cumplió su promesa y talló una hermosa imagen de 50 centímetros aproximadamente. Algunos años después hubo una gran inundación en aquel valle pero la imagen de la Virgen permaneció intacta, un carpintero de la zona le construyó una ermita y poco a poco se le empezó a venerar como la Virgen de los Milagros, conocida actualmente como Virgen de Caacupé.
Los indios Oyacachis, habitantes cercanos de Quito, recientemente convertidos a la fe católica, quisieron tener una imagen de la Virgen, por tal motivo compraron una escultura de madera de 62 centímetros de alto y le tejieron una túnica sencilla. Al buscar un lugar para colocarle un altar la ubicaron en una improvisada roca y allí empezaron a asistir para venerarla; la Virgen les concedía innumerables gracias; su fama se popularizó y pasados 15 años fue trasladada al pueblo de Quinche, en el cual se le construyó un templo.
La devoción de los chilenos hacia la Virgen del Carmen tiene un origen político, ya que fue reconocida como La Generala por las tropas de la libertad, éstas le pidieron su auxilio al encaminarse hacia la batalla que les dio la Independencia y prometieron construirle un templo en el lugar de combate si alcanzaban su cometido. Lograda la victoria se colocó la primera roca del templo y el 5 de Abril de 1852 este fue bendecido. En el año 1923 fue nombrada como Patrona de Chile.
A mediados del siglo XVII la Virgen hizo varias apariciones en una quebrada, en una de ellas envió un mensaje con un grupo de niños en el cual manifestaba al cacique Coromoto la recomendación de bautizarse, como él desantendía su llamado, la Virgen se le apareció directamente, ante lo cual él la amenazó con su arco y ella desapareció dejándole una imagen suya en la mano. Posteriormente el cacique se bautizó y desde ese momento se venera esa imagen con el nombre de Nuestra Señora de Coromoto.
Esta imagen está tallada en madera y mide 36 centímetros de alto. Ha estado relacionada con la libertad de Uruguay ya que en 1825 treinta y tres patriotas consagraban la nación a la Virgen dando inicio a la batalla independentista. Desde ese instante es reconocida y venerada como la Virgen de los Treinta y Tres.
Cuando dejaron tierra firme Juan de Hoyos, Rodrigo de Hoyos y Juan Moreno, a bordo de su canoa pudieron divisar sobre la espuma del agua una imagen difusa, al acercarse notaron con asombro que se trataba de la Virgen con el Niño Jesús en sus brazos, se encontraron sobre una tabla que tenía la leyenda: “Yo soy la Virgen de la Caridad”. Al regreso construyeron un oratorio y luego fue trasladada al Templo Parroquial del Cobre, por esa razón el nombre que lleva, posteriormente se ubicó en las montañas de la Sierra Maestra donde se encuentra actualmente la Basílica.
Aunque su origen es un misterio, se cuenta que en 1682 unos mercaderes encontraron una caja, trataron de abrirla pero les fue imposible y la llevaron en burra hasta San Miguel, cuando pasaban frente a la que en ese entonces era la iglesia parroquial y es hoy Catedral, el animal se acostó; al intentar nuevamente abrirla lo lograron sin mayor esfuerzo, hallando en su interior la hermosa imagen de Nuestra Señora. A ella se le atribuye el cese de la lucha entre los habitantes de la zona y la paz en todo el territorio nacional que se logró en 1833, por ese motivo lleva su nombre.
Posee una fuerte fama de milagrosa y gran devoción no sólo en España sino también en América. En 1248 cuando la ciudad de Sevilla fue reconquistada apareció una imagen de la Virgen en un mural de una mezquita de dicha cuidad, la cual posteriormente se convertiría en templo cristiano. Una noche, mientras el rey Fernando III de Castilla estaba en el campamento, al postrarse ante la Virgen de los Reyes, ésta le habló y le permitió ver la pared que ocultaba dicha pintura, la cual había permanecido durante varios años sin ser descubierta.
Esta imagen fue elaborada en plata pura por petición del fraile dominico López de Montoya, aseguran sus devotos que el rostro de la Virgen palidece cuando está por ocurrir alguna desgracia en la nación. Está ubicada en el Templo de Santo Domingo de Guatemala y ha sido considerada la patrona del país desde la época de la colonia. Fue proclamada Reina de Guatemala en el año 1833.
Esta imagen fue llevada a Haití por los Padres Redentoristas desde antes del descubrimiento de América, momento en el cual le fue construido un santuario en Bel Air, en cercanías de Puerto Príncipe. El país atravesó, en 1883, una alarmante epidemia de varicela, los devotos de la Virgen dieron inicio a una novena y, luego de unos días, la epidemia había cesado. Luego de tan impactante milagro, los haitianos decidieron proclamarla oficialmente como su Patrona.
En febrero de 1747 un par de campesinos regresaban a la aldea de Suyapa luego de una extenuante jornada en su cultivo de maíz, al llegar la noche decidieron descansar al lado de la quebrada de Piligüín y se acostaron sobre la tierra, uno de ellos sintió un objeto que le tallaba la espalda, lo retiró y lanzó a un lado, al volverse a acostar lo volvió a sentir y, debido a la oscuridad no lo pudo detallar, entonces lo guardo en su mochila, a la mañana siguiente sintió curiosidad y buscó el objeto, observando con sorpresa que se trataba de una Virgen tallada en madera de cedro de no más de 6 centímetros. Luego fue llevada a la aldea de Suyapa, allí le construyeron una ermita y en la actualidad es un concurrido templo.
La imagen de la Purísima Concepción de María llegó a la población de El Viejo, en el pacífico Nicaragüense, por manos de un pariente, de edad avanzada, de Santa Teresa de Ávila, quien llegó al lugar en busca de un clima más sano; pasados algunos años el señor decidió marcharse pero quiso dejar la figura tallada en madera como legado a la población. La Virgen mide 33 pulgadas aproximadamente, su belleza encantó a los indios y mestizos que habitaban el pueblo y por eso concurrían a la parroquia a admirar a la “Niña Blanca” como era conocida.
En 1846 la Virgen de la Salete hizo su aparición frente a dos jóvenes pastores en la pequeña villa de Salete, ella se presentó con un gesto triste y a tráves de los pastores envió un mensaje a toda la comunidad expresando su recomendación por practicar más la oración, tener más espiritualidad y sumisión frente a la voluntad divina. El acontecimiento fue difundido a los habitantes de la isla Dominicana en la época en la que el país estuvo bajo el dominio de Francia.
Esta advocación surgió en Italia en el siglo III y luego pasó a España, de donde posteriormente llegó a Puerto Rico gracias a la devoción que le tenía el catalán Gil Esteve quien fue nombrado obispo de Puerto Rico. A su llegada Esteve puso en manos de la Virgen su labor, pues encontró la catedral casi en ruinas y las finanzas de la diócesis en decremento. Pasados cinco años la albor del fiel logró reconstruir la catedral, en la cual se rendía culto y devoción a la Virgen de la Divina Providencia.
La imagen de la Virgen con el niño en sus brazos fue hallada por Juana Pereira, una india anciana que se encontraba recolectando leña en el monte, la escultura era de piedra y medía 20 centímetros aproximadamente, Juana la recogió y guardó en su casa, pero dos veces más volvía a encontrar la imagen en el monte y cuando la iba a guardar, creyendo que era una nueva, notaba con asombro que la que tenía antes ya no estaba. Juana decidió entregarla al párroco pero la imagen continuaba reapareciendo en el mismo lugar en el monte, entonces él comprendió que la Virgen deseaba que su templo se construyera en ese punto, lo sucedido se dio a conocer por la comunidad y en la actualidad la veneran bajo la advocación en que la iglesia celebra el día de su primera aparición.
El título La Merced surge desde la fundación de la Orden de los mercedarios en 1218 creada por San Pedro Nolasco en España, cuyo objetivo principal era realizar obras de misericordia con los cristianos que se hallaban cautivos bajo el poder de los musulmanes. San Pedro era muy devoto de la Virgen María, al igual que sus frailes y mercedarios, quienes querían ser sus caballeros, por eso la adoptaron como su guía y patrona. Tras conseguir la independencia nacional, en 1844, la Virgen de la Merced fue declarada patrona del país.
La imagen de la Virgen fue llevada al a Trinidad en uno de los viajes de Cristóbal Colón, los indios de la región la encontraron entre la maleza y la recogieron, luego en ese mismo lugar construyeron una capilla pequeña. Posteriormente hubo varios intentos por llevarla a Oropenche pero de una forma u otra la Virgen manifestaba su deseo de no ser trasladada, por tal motivo su santuario fue construido allí mismo. Su templo es visitado por devotos se diferentes países en las Antillas y algunos de Suramérica como Venezuela y Brasil.
En 1846 los obispos de los Estados Unidos de América solicitaron a la Santa Sede que la Virgen María, bajo el nombre de Inmaculada Concepción, fuese considerada la patrona del país. John Carroll, el primer obispo católico de la nación puso su país bajo la protección de la Virgen, además predijo fe y devoción hacia ella en las futuras generaciones. Este lazo espiritual fue normalizado en 1847 por el papa Pío IX quien proclamó a María como la patrona de los Estados Unidos. Doce años después se declaró el dogma de la Inmaculada Concepción.
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