A lo largo de la historia del cristianismo son innumerables las oraciones, poemas, cánticos y declaraciones de amor que nos permiten demostrar nuestro amor filial a María Santísima.
A continuación, presentamos las más reconocidas y significativas para nosotros como católicos.
Dios te salve, María,
llena eres de gracia,
el Señor está contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres,
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, los pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén
Bajo tu amparo nos acogemos,
Santa Madre de Dios;
no deseches las oraciones
que te dirigimos
en nuestras necesidades,
antes bien líbranos de todo peligro
¡Oh, Virgen gloriosa y bendita!
Amén
Dios te salve Reina y Madre de misericordia,
vida, dulzura y esperanza nuestra.
Dios te salve a ti clamamos todos los desterrados de Eva.
A ti suspiramos gimiendo y llorando
en este valle de lágrimas.
Ea pues Señora, abogada nuestra.
Vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos
y después de este destierro
muéstranos a Jesús
fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente! ¡Oh piadosa!
¡Oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios,
para que seamos dignos de alcanzar
las promesas de Jesucristo.
Amén
El ángel Señor anunció a María y concibió por obra al espíritu Santo
Dios te salve María…
He aquí la esclava del Señor hágase en mí tu palabra
Dios te salve María…
El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros
Dios te salve María…
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
Derrama, Señor, tu gracia en nuestros corazones, para que quienes hemos conocido,
por el anuncio del Ángel, la encarnación de tu Hijo, por los méritos de su muerte
lleguemos a la Gloria de la resurrección.
Por el mismo Cristo Nuestro Señor.
Amén
Señor, ten piedad, Señor, ten piedad
Cristo, óyenos. Cristo, escúchanos
Dios, Padre Celestial, ten piedad de nosotros
Dios, Hijo, Redentor, ten piedad de nosotros
Dios, Espíritu Santo, ten piedad de nosotros
Santísima Trinidad, ten piedad de nosotros
Santa María, ruega por nosotros
Madre de Dios, ruega por nosotros
Virgen de las vírgenes, ruega por nosotros
Madre de Cristo, ruega por nosotros
Madre de la divina gracia, ruega por nosotros
Madre inmaculada, ruega por nosotros
Madre del Creador y Salvador, ruega por nosotros
Madre Amable y Admirable, ruega por nosotros
Madre del buen consejo, ruega por nosotros
Madre de la Iglesia, ruega por nosotros
Virgen prudentísima, ruega por nosotros
Virgen fiel y poderosa, ruega por nosotros
Espejo de Santidad, ruega por nosotros
Trono de sabiduría, ruega por nosotros
Causa de nuestra alegría, ruega por nosotros
Sagrado del Espíritu Santo, ruega por nosotros
Rosa mística, ruega por nosotros
Torre de David y de marfil, ruega por nosotros
Casa de oro, ruega por nosotros
Arca de la Alianza, ruega por nosotros
Puerta del Cielo, ruega por nosotros
Estrella de la mañana, ruega por nosotros
Salud de los enfermos, ruega por nosotros
Refugio de los pecadores, ruega por nosotros
Consuelo de los afligidos, ruega por nosotros
Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros
Reina de los ángeles y de los Santos, ruega por nosotros
Reina concebida sin pecado original, ruega por nosotros
Reina llevada a los cielos, ruega por nosotros
Reina del Santísimo Rosario, ruega por nosotros
Reina de la paz, ruega por nosotros
Amén
Madre amable de mi vida,
auxilio de los cristianos
la gracia que necesito
pongo en tus bendecidas manos.
Dios te salve María.
Tu que sabes mis pesares
pues todos te los confío
da la paz al angustiado
y alivio al corazón mío.
Dios te salve María
Y aunque tu amor no merezco
no recurriré a Ti en vano
pues eres Madre de Dios
y auxilio de los cristianos.
Dios te salve María.
Acuérdate oh Madre Santa
que jamás se oyó decir
que alguno te haya implorado
sin tu auxilio recibir.
Por eso con fe y confianza
humilde y arrepentido
lleno de amor y esperanza
este favor yo te pido.
Se pide la gracia que se desea y se dice siete veces: Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Amén
Madre del Redentor, Virgen fecunda,
puerta del Cielo siempre abierta,
estrella del mar,
ven a librar al pueblo que tropieza
y quiere levantar.
Ante la admiración de cielo y tierra,
engendraste a tu Santo Creador,
y permaneces siempre Virgen,
recibe el saludo del ángel Gabriel
y ten piedad de nosotros pecadores.
Amén
Bendíceme, ¡Madre! Y ruega por mí sin cesar. Aleja de mí, hoy y siempre el pecado.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí. Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, tú no te olvides de mí. Si me dejas Madre, ¿qé será de mí?
En los peligros del mundo asísteme. Quiero vivir y morir bajo tu manto.
Quiero que mi vida te haga sonreír. Mirame con compasión, no me dejes Madre Mía.
Y, al final, sal a recibirme y llévame junto a ti. Que tu bendición me acompañe hoy y siempre.
Amén, Aleluya, (Dios te salve María)
El ángel vino de los Cielos
y a María anunció
el gran misterio de Dios-Hombre
que a los Cielos admiró.
Virgen Madre, Señora nuestra
recordando la Encarnación
te cantamos tus hijos, todos
como Estrella de Salvación.
Yo soy la esclava del Señor, mi Dios
La Virgen dijo al contestar
que se haga en mí según Tu Voluntad.
Virgen Madre, Señora nuestra
recordando la Encarnación
te cantamos tus hijos, todos
como Estrella de Salvación.
El Verbo, para redimirnos
tomó su sangre virginal
vivió hecho Hombre entre nosotros
librándonos de todo mal.
Virgen Madre, Señora Nuestra
recordando la Encarnación
te cantamos tus hijos, todos
como Estrella de Salvación.
María del Sí,
para proscribir los “no”
y acoger siempre
el amor que florece.
María silencio,
silencio en semillas
para que germine en nuestra tierra
la palabra de vida.
María la hermosa,
hermosa de luz
para iluminar los rostros nublados
al sol del Hijo.
María de cada día,
para desgranar
mil instantes de la jornada
en cuenta de rosario.
María ternura,
para nuestros besos
vuelos de pájaros
hacia frentes desiertas.
María sonrisa,
para vivir en flores,
flores que los caminantes
recogen a su paso.
María de las lágrimas,
caudal de lágrimas
que riega
los corazones agostados.
María la excelsa,
la bien situada,
ruega por mí tan mal situado.
María recuerdo,
recuerdo fiel,
acuérdate de mí cuando,
cubiertos los pies de polvo,
entre en la vida.
Dios te salve,
María, María madre,
María a quien amo.
Amén.
Cuantas veces siendo niño te recé,
con mis besos te decía que te amaba,
poco a poco con el tiempo
olvidándome de Ti,
por caminos que se alejan me perdí. (Bis)
Hoy he vuelto Madre a recordar
cuantas cosas dije ante tu altar
y al rezarte puedo comprender,
que una Madre no se cansa de esperar. (Bis)
Al regreso me encendías una luz,
sonriendo desde lejos me esperabas,
en la mesa la comida aún
caliente y el mantel
y en tu abrazo mi alegría de volver. (Bis)
Estribillo
Aunque el hijo se alejara del hogar,
una madre siempre espera su regreso,
el regalo más hermoso que a sus hijos da el Señor,
es la madre y el milagro de su amor. (Bis)
Cuando era pequeño, muy pequeño
recuerdo que un día, junto a mi cama
juntaba las manos, y de prisa rezaba,
más rezaba como quien amaba.
Las Avemarías yo rezaba
y siempre comía unas palabras
y a veces cansado, me quedaba dormido
más dormía como quien amaba.
Ave María de mi Señor
el tiempo pasa
no vuelve atrás
siento nostalgia
de aquellos días
cuando dormía pensando en ti.
Ave María Madre de Dios. (Bis)
Después fui creciendo,
fui creciendo
y eché en el olvido mis oraciones
llegaba a mi casa disgustado y cansado
y de hablarte nunca me acordaba
anduve dudando
hoy recuerdo
de cosas divinas que me enseñabas
y en mi estaba muerto aquel niño inocente
mis caminos de ti se alejaban.
Ave María de mi Señor
el tiempo pasa
no vuelve atrás
siento nostalgia
de aquellos días
cuando dormía pensando en ti.
Ave María Madre de Dios. (Bis)
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