Nació el 17 de diciembre de 1936 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Fue elegido el 13 de marzo de 2013, convirtiéndose en el Papa número 266 de la Iglesia Católica y en ser el primero de origen latinoamericano. Adicional a ello, es el primer pontífice perteneciente a la Compañía de Jesús.
Su nombramiento tuvo lugar luego de trece días de sede vacante tras la renuncia de Benedicto XVI, Jorge Bergoglio adoptó el nombre papal de Francisco inspirado en San Francisco de Asís, símbolo de modestia y humildad, Santo reconocido a nivel mundial como el defensor de los pobres.
Cuando tenía 21 años, en 1957, decidió convertirse en sacerdote y finalmente fue ordenado el 13 de diciembre de 1969. El 20 de mayo de 1992 fue nombrado por San Juan Pablo II como obispo titular de Auca y auxiliar de Buenos Aires; transcurridos cinco años, el 13 de junio de 1997, fue nombrado arzobispo coauditor de Buenos Aires y, finalmente, el 28 de febrero de 1998 se convirtió en arzobispo de Buenos Aires por sucesión, tras la muerte del cardenal Quarrancino.
Durante su formación eclesiástica se caracterizó por ser un hombre humilde, austero y alejado de una vida lujosa; sencillo y desprendido de los bienes materiales. Es reconocido como “El Papa de los pobres” debido a su cercanía hacia ellos y a su deseo constante de unir el pueblo latinoamericano.
El Papa Francisco siempre se ha interesado en favorecer la justicia social y por ello ha realizado varios viajes a Latinoamérica, perfilándose como un Papa viajero, similar al nombramiento dado a San Juan Pablo II ya que ha sido el cuarto Papa en visitar este continente.
Luego de su nombramiento, el Santo Papa ha realizado varios viajes a Latinoamérica, el primero fue en julio de 2013 cuando visitó Río de Janeiro con motivo de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud. En julio de 2015 inició su segundo viaje a América y transmitió este mensaje: “Quiero ser testigo de esta alegría del Evangelio y llevarles la ternura y la caricia de Dios, nuestro Padre, especialmente a sus hijos más necesitados, a los ancianos, a los enfermos, a los encarcelados, a los pobres, a los que son víctimas de esta cultura del descarte”.
Primero visitó Ecuador, allí fue recibido en Quito y agradeció a Dios por visitar de nuevo América, expresó que sentía alegría y gratitud por la acogedora bienvenida de esa noble nación. En Guayaquil visitó el Santuario de la Divina Misericordia y luego, en la misa en el parque de los Samanes destacó el papel de la mujer, encarnada en María, representando el amor, la sensatez y el coraje.
Posteriormente viajó a Bolivia, allí afirmó que llegaba “como huésped y peregrino para confirmar la fe de los creyentes en Cristo resucitado” e hizo énfasis en la importancia de la familia asegurando: “la familia merece una especial atención porque es la célula básica de la sociedad”, y luego confió su visita a la Santísima Virgen de Copacabana, Reina de Bolivia, pronunciando esta frase: “Jallalla Bolivia” palabra en aimara que significa vida y esperanza.
Finalizó ese viaje visitando Paraguay, donde estuvo por casi 52 horas, en el Palacio de López se expresó a la mujer paraguaya diciendo: “La más gloriosa de América”. Luego se dirigió al Santuario de la Virgen de Caacupé, donde anunció la elevación de la misma a Basílica Menor. En el estadio León Condou dirigió a los paraguayos la frase: “Estoy convencido, por la propia historia de ustedes, de que tienen la fuerza más grande que existe: su humanidad, su fe y su amor”.
En septiembre del mismo año viajó nuevamente a Latinoamérica, visitó primero Cuba, donde fue recibido por el presidente Raúl Castro y el cardenal Jaime Ortega, máxima autoridad católica de la isla y luego tuvo una reunión privada con Fidel Castro. Posteriormente viajó a Estados Unidos, donde fue recibido en Washington por el presidente Barak Obama y la primera dama, allí visitó el Congreso, hecho histórico, ya que es el primer Sumo Pontífice que visita el Capitolio. Se dirigió a los líderes de la ONU e hizo un llamado para evitar la guerra entre los países y los pueblos. En New York rescató el deseo de Martin Luther King de lograr un mundo mejor e igualitario. También presidió el VIII Encuentro Mundial de las Familias.
En febrero de 2016 visitó México, recorrió ciudades como Ciudad de México, Chiapas, Michoacán y Chihuahua. Fue recibido con mariachis y en su recorrido hacia la Nunciatura Apostólica alrededor de 300 mil personas salieron a las calles para presenciar su paso. En México el Santo Papa pidió perdón a los indígenas, regañó a los obispos, visitó a los presos y dio un mensaje esperanzador a los jóvenes. Uno de los momentos más importantes fue la misa binacional oficiada en la frontera frente al Río Bravo, en el corredor migratorio más grande del mundo el Sumo Pontífice exclamó: “Esta tragedia humana que representa la migración forzada (…) se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias”.
En septiembre 6 al 11 de 2017 visitó Colombia, el lema de su visita fue «Demos el primer paso». Su mensaje fue de reconciliación entre la población colombiana. Visitó las ciudades de Bogotá, Villavicencio, Medellín y Cartagena. Todos los eventos programados en las diferentes ciudades contaron con la asistencia multitudinaria de feligreses que añoraban recibir su bendición. En la Catedral Primada rindió homenaje a la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia.
Durante su visita y en diferentes escenarios y ciudades pronunció estas recordadas palabras: “Mantengan viva la alegría, es signo del corazón joven, del corazón que ha encontrado al Señor.” “¡No le teman al futuro! ¡Atrévanse a soñar a lo grande!” Colombia es rica por la calidad humana, hombres y mujeres de espíritu acogedor y bondadoso; personas con tesón y valentía para sobreponerse a los obstáculos”. “No nos quedemos en dar el primer paso, sino que sigamos caminando juntos, cada día, para ir al encuentro del otro, en busca de la armonía y de la fraternidad”.
El Sumo Pontífice hizo un llamado general a la unidad y a priorizar el bien común sobre los intereses particulares y les recordó a los asistentes que: “habitan una tierra de inimaginable fecundidad, que podría dar frutos para todo”. Clamó por la paz, invitó a dejar de lado el egoísmo y el miedo que nos inmovilizan y retardan la necesidad de convertirnos en “Constructores de paz, promotores de la vida”.
Siguiendo la agenta papal, a inicios del 2018 viajó a Chile y visitó ciudades como Santiago, Temuco e Iquique. Luego en Perú su mensaje fue de esperanza, resaltando los valores familiares; pero fue fuerte para condenar la contaminación y deforestación de la amazonia, la corrupción política y el feminicidio, entre otros males que agobian dicha sociedad. A lo largo de su estadía visitó Lima, Puerto Maldonado y Trujillo. Uno de sus conmovedores mensajes fue “Los ríos que acogieron sus juegos y les regalaron comida hoy están enlodados, contaminados, muertos. Jóvenes no se conformen con lo que está pasando. No renuncien al legado de sus abuelos, no renuncien a su vida ni a sus sueños”.
El Papa Francisco ha compartido con sus seguidores una oración muy sencilla, práctica y llena de amor. En ella le proporciona un significado a cada dedo de la mano y nos enseña hacia quienes dirigir nuestras plegarias.
El dedo pulgar es el más cercano a ti. Así que empieza orando por tus seres más cercanos. Ellos son las personas más fáciles de recordar. Orar por nuestros seres queridos es
“una dulce labor”.
Debemos orar por quienes enseñan, instruyen y sanan. En este grupo encontramos a los maestros, profesores, médicos y sacerdote. Ellos necesitan apoyo y sabiduría para mostrar el camino correcto a los demás. Tenlos siempre presentes en tus oraciones.
Nos recuerda a nuestros líderes. Ora por el presidente, los congresistas, los empresarios, y los gerentes. Estas personas dirigen los destinos de nuestra patria y guían a la opinión pública, por lo tanto necesitan la guía de Dios.
Aunque a muchos les sorprenda, es nuestro dedo más débil, como te lo indicará cualquier profesor de piano. Debes recordar orar por los más débiles, aquellos que tienen muchos problemas o que se encuentran postrados
por las enfermedades y necesitan tus oraciones. Nunca serán demasiadas nuestras oraciones por ellos.
Es el dedo más pequeño y es así como debemos vernos ante Dios y ante los demás. Como dice la Biblia “ los últimos serán los primeros”. Tu meñique debe recordarte orar por ti. Cuando ya hayas orado verás tus necesidades, la perspectiva correcta, y podrás orar de forma más efectiva
por las tuyas.
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