En las siguientes citas bíblicas encontraremos consuelo y orientación para esos momentos de debilidad y oscuridad, con ellas tendremos consuelo y apoyo para, gracias a la guía divina, agradar a Dios
con nuestros actos y pensamientos.
No se turbe vuestro corazón. Pues creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi padre hay muchas habitaciones; que si no fuese así os lo hubiera dicho. Yo voy a preparar lugar para vosotros… Mas el Consolador, el Espíritu Santo que mi Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo, y os recordará cuantas cosas os tengo dichas.
El Señor es mi luz y mi salvación: ¿a quién he de temer yo? El Señor es el defensor de mi vida: ¿quién me hará temblar? Mientras están para echarse sobre mí los malhechores a fin de devorar mis carnes, esos enemigos míos que me atribulan, esos mismos han flaqueado, y han caído.
El Señor es mi Pastor, nada me faltará. Él me ha colocado en lugar de verdes pastos; me ha conducido a unas aguas que restauran y recrean. Me ha conducido por los senderos de la justicia, para gloria de su Nombre… Y me seguirá tu misericordia todos los días de mi vida; a fin de que yo more en la casa del Señor por largo tiempo.
No os acongojéis por hallar qué comer para sustentar vuestra vida. O de dónde sacaréis vestidos para cubrir vuestro cuerpo. Qué, ¿no vale más la vida, o el alma, que el alimento, y el cuerpo que el vestido?... Así que buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas las demás cosas se os darán por añadidura. No andéis, pues, acongojados por el día de mañana; que el día de mañana harto cuidado traerá por sí; bástale ya a cada día su propio afán o tarea
El que se acoge al asilo del Altísimo, descansará siempre bajo la protección del Dios del cielo. Él dirá al Señor: Tu eres mi amparo y refugio; el Dios mío en quien esperaré… Clamará a mí, y lo oiré benigno. Con él estoy en la tribulación; lo pondré a salvo, y lo llenaré de gloria. Lo sacaré con una vida muy larga, y le haré ver el salvador que enviaré.
Ya que estamos, pues, rodeados de una tan grande nube de testigos, descargándonos de todo peso, y de los lazos del pecado que nos tiene ligados, corramos con aguante al término del combate, o la meta o hito que nos es propuesto, Así, que atendiéndonos nosotros, hermanos míos, a aquel reino que no está sujeto a cambio alguno, conservemos la gracia, mediante la cual, agrandando a Dios, le sirvamos con temor y reverencia; pues nuestro Dios es como un fuego devorador.
Señor Todopoderoso abre tus ojos y mis oídos a tu palabra,
permíteme leer y escuchar tu voz, y meditar tus enseñanzas.
Haz que mi alma y mi inteligencia despierten ante ti para que tus mensajes
lleguen a mi corazón y pueda yo comprenderlos y aplicarlos.
Sembremos y cultivemos una gran fe en mi ser para que tus palabras sean las luces que iluminen mi camino guiándome hacia ti por el sendero de la justicia y la verdad.
Habla Señor que yo te escucho atentamente, disfruto poniendo en práctica tu doctrina, porque para mí tu palabra es vida, gozo, paz y felicidad.
Háblame Señor, tu eres mi Maestro y sólo a ti te escucharé.
Amén
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